jueves, 21 de marzo de 2013

Ricardo Fernandez Barrueco


Los abortos, aunque no representen con certeza  un cuadro patognomónico de la enfermedad, sí constituyen la fuente de infección principal, que se disemina de forma horizontal sobre todo durante la paridera, y no sólo dentro de la propia explotación, si no también entre otras explotaciones o rebaños (pastos comunes, puntos de agua, vías pecuarias, etc.). ( Durán-Ferrer, M . 2010). Los pastos en común de rebaños exentos de brucelosis  con ganaderías infectadas o  que se desconoce su status sanitario no pueden mezclarse, se debe impedir y prohibir la  entrada de animales infectados en dichas áreas, tal como está legislado.

Retornando al Real Decreto 1047/2003, de 1 de agosto, referentes a la clasificación sanitaria  de las explotaciones ganaderas vemos una vez más que  ocupan un lugar destacado en el tema brucelar las explotaciones de ovino y caprino. La  metodología de trabajo es similar  a  lo visto y estudiado con el vacuno: las clasificaciones de  rebaños de ovino y caprino M1 y M2 se basan en los mismos conceptos técnicos, que lo expuesto en la calificación B1 y B2 del ganado bovino , por lo que omitimos su definición, aunque se destaca que en general resulta difícil el manejo de los rebaños de ovejas y cabras por la idiosincrasia pastoril, la práctica de la trashumancia,  el aprovechamiento de los pastos comunales, subproductos agrícolas, etc., sin embargo y  a pesar de dichos condicionantes se logró la formación de agrupaciones de defensa sanitaria y unidades epidemiológicas que han servido de base  para desarrollar el señalado Real Decreto en la primera década del siglo XXI.

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